Por: Meyby Ugueto. Colectivo trenzas insurgentes
Estación del metro Capuchinos. Hombre de tez negra y cabello afro, conversa con su pareja, una mujer de tez blanca y cabello liso, mientras observan a una mujer afrodescendiente que lleva el suyo de forma natural, es decir, sin cambios en la textura rizada y voluminosa. Él le pregunta ¿Cómo haces para tener el cabello así, para que el rulito se te forme? A partir de allí comienza una conversación sobre los procedimientos para peinar el cabello rizado, dejando ver el interés paterno por estos temas y afianzando posturas contra el racismo y la discriminación.
¿Qué tuvo de especial la pregunta? No solo fue la facilidad con la que este tema se hizo público sin risas, ni burlas como lo hubiese vivido hace 20 años; sino que esta vez la pregunta la hacía un papá interesado en conseguir herramientas para ayudar a su hija a llevar el cabello de una manera que él valora positiva. Esta pareja no estaba buscando someter el cabello “rebelde” de su hija; o disminuir el “friz” que tanto prometen los productos de “belleza”; o resolver el problema que se presenta en la escuela, cuando las maestras insisten en que le “arreglen” el cabello a las niñas, o le corten el cabello a los niños que llevan el afro grande. En esta oportunidad sí había una interlocutora que podía responderle al interesado padre, desde el empoderamiento y la autovaloración de sentirse bella y orgullosa de su negritud, representada a través de su cabello. Porque al final de cuentas “Todo acto estético, también es político. Estéticamente, tu imagen muestra lo que defiendes”.
Abuelas, madres, tías y primas aprendemos e imitamos protocolos, bien sea reproductores de la ideología racista o bien en contra de éstas, que se concretan en largos y dolorosos procedimientos para alisar el cabello; o en hermosos peinados creativos y laboriosos que resaltan nuestros orígenes barloventeños o de cualquier otro pueblo o región negra del país.
Es cierto que los espacios de intimidad femenina que se construyen a través de la acción de peinar son sustanciales y que la trasmisión de importantes contenidos culturales y subjetivos de la población afro tienen cita en estas dinámicas. Sin embargo, el interés de este padre por aprender cómo peinar a su hija con un estilo en sintonía con su matriz cultural me llevó a cuestionar el cómo también podemos privar a los hombres, y estos a su vez se privan, de espacios nuevos con sus hijas en los que el amor propio está en juego. Si de mejorar las relaciones humanas se trata, entonces una revisión de las masculinidades también es válida.
Los padres pueden ayudar al fortalecimiento del amor propio de sus hijas, a través de la valoración positiva que hagan de su cabello e imagen como mujeres negras. La hija de esta pareja que hizo público uno de los nudos gordianos del endorracismo, de seguro tendrá más herramientas subjetivas para enfrentar la discriminación cuando se le cuestione quién es por su apariencia física y origen cultural. De seguro, recordará a su padre acompañándola en la construcción que como mujer negra habrá hecho de sí misma, desde el amor propio y desde el amor a su cultura.
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Publicado en marzo 19 del 2018 por CiudadCCS. Lee el original (pág 09).